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Cambios en la orina, hipospermia y tumores testiculares: Quirónsalud responde a las dudas de los lectores sobre Urología

El doctor Joaquín Navarro ha contestado a las consultas recibidas en Heraldo.es.

Médico, doctor.
Para un diagnóstico más concreto, los especialistas de Quirónsalud recomiendan la visita a un especialista.
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Cambios en la orina, menor cantidad de esperma al eyacular y aparición de bultos en la zona testicular son algunas de las cuestiones que preocupan a los lectores de Heraldo.es. Para resolver sus dudas, el doctor Joaquín Navarro, miembro del equipo de Urología del hospital Quirónsalud Zaragoza, ha contestado a las preguntas recibidas en el consultorio médico patrocinado.

Para un diagnóstico más concreto, el doctor recomienda la visita a un especialista.

Cambios en la orina

Pregunta del lector: Hola. He notado que, desde hace un tiempo, el color y el olor de mi orina ha cambiado, ahora es más densa y anaranjada. ¿A qué puede deberse? ¿Debería preocuparme o es algo normal?

Respuesta del doctor: El aspecto macroscópico de la orina, es decir, las características que podemos observar a simple vista en cuanto a color, presencia de arenillas, cálculos, coágulos, posos, etc. puede ser orientativo de determinadas situaciones y no todas ellas han de ser patológicas.

Este aspecto puede variar en función de múltiples causas. Entre ellas podemos encontrar el estado de hidratación de un paciente o determinados fármacos o alimentos que pueden dar una tonalidad aparentemente llamativa en la orina de un paciente sin deberse en principio a una situación preocupante. Entre las posibles causas patológicas sí debemos considerar aquellas cuyo origen están en la propia vía urinaria (infecciones, cálculos, tumores, etc.) pero también determinadas enfermedades no urológicas pueden dar a la orina un aspecto diferente, fundamentalmente las enfermedades hepáticas.

Dentro de los diferentes colores que puede presentar la orina debemos advertir que, en dependencia de la cantidad de líquidos que un paciente consume, la orina será más o menos diluida, es decir, más transparente, por lo que una orina que tiende a un amarillo intenso o anaranjado, como se cita en el enunciado, puede ser debido a un escaso consumo de líquidos. Aunque determinados fármacos y alimentos pueden dar un tinte anaranjado a la orina.

Debemos contextualizar la información siempre que un paciente nos informe sobre una situación así. La asociación de un cambio del aspecto de la orina junto a unos síntomas concretos pueden ayudarnos a orientar un diagnóstico. No es lo mismo que se refieran unos u otros síntomas a la hora de individualizar un diagnóstico, ni el rango de edad de un paciente, ni el sexo, ni la existencia de una serie de factores de riesgo asociados (por citar un ejemplo, el sangrado en la orina o hematuria en el paciente fumador).

Existen diferentes formas de analizar la orina y de poder realizar una aproximación diagnóstica: se pueden realizar analíticas básicas como es sistemático o el sedimento de orina donde se informa de parámetros químicos y microscópicos. También podemos solicitar cultivos de orina orientados al estudio de infecciones. Con la citología hacemos una aproximación diagnóstica para patología tumoral. Por último, la orina de 24 horas se suele solicitar para el estudio de las enfermedades renales, área de la medicina de la que se encargan los nefrólogos.

Quizá de todas las tonalidades que puede adquirir la orina, la más importante sería la hematuria, es decir, la presencia de sangre en la orina (independientemente de la intensidad, de la duración, presencia de síntomas asociados, emisión de coágulos, etc.). No debe interpretarse este comentario con que la sangre en la orina ha de considerarse como algo grave en todos los pacientes, de hecho, existen causas fácilmente solucionables o sin una repercusión significativa, pero si es un motivo de valoración obligada en la consulta de un urólogo.

Lo más probable, sin entrar en grandes detalles, es que el caso del lector que se comenta en el enunciado es que se trate de una ingesta escasa de líquidos y que sea una orina poco diluida o concentrada sin más. Por lo que si tras aumentar el consumo de líquidos no se aclara el color de la orina o si aparecen síntomas asociados podría ser valorado en consulta sin ser una situación aparentemente trascendental.

Hipospermia

Pregunta del lector: Cuando eyaculo, la cantidad de esperma que sale ha disminuido, incluso cuando hace mucho tiempo desde la última vez. No siento dolor ni ninguna molestia, pero me preocupa que pueda tratarse de algún problema serio ya que me gustaría ser padre próximamente.

Respuesta del doctor: Esta cuestión es algo que los pacientes consultan con cierta frecuencia y lo cierto es que muchas veces queda en un simple sobresalto o susto. Existe una analítica llamada espermiograma que nos permite conocer unos parámetros del semen y de los espermatozoides y suele ser el punto de partida de todo estudio de fertilidad en el varón.

Una de las variables que nos va aportar el resultado del laboratorio es la cantidad del semen eyaculado. Dichas variables están estandarizadas por la OMS de tal forma que todos los especialistas valoraremos con los mismo rangos de normalidad esta analítica. En cuanto al volumen del eyaculado, las cifras que se aceptan como normales tras un periodo de 3 a 5 días de abstinencia sexual son entre 1,5 y 6 ml. Una cantidad menor a 1,5 ml se denomina hipospermia y el opuesto, mayor a 6 ml hiperespermia.

La experiencia nos dice que cuando un paciente consulta por este motivo y se le solicita este análisis, con cierta frecuencia queda todo en una preocupación equívoca secundaria a una sensación subjetiva que el paciente ha podido tener ya que la analítica descarta o desmiente lo que el paciente ha podido observar. Es decir, no debemos alarmarnos si percibimos o tenemos la sensación que el volumen sea menor porque muchas veces es precisamente eso, una sensación.

Si finalmente, tras la realización de uno o varios espermiogramas confirmamos que estamos ante un caso de hipospermia, no siempre ha de ser un tema relacionado con una caso de infertilidad o subfertilidad ya que los parámetros que evalúan la calidad de los espermatozoides no tienen porque de estar alterados. Es decir, la calidad y la cantidad del semen pueden ser temas independientes. Con un menor volumen eyaculado, la concentración, movilidad y morfología de los espermatozoides puede ser la adecuada.

Para hacer una correcta evaluación del volumen eyaculado, lo primero que debemos considerar es que la medición ha de ser realizada tras un plazo de abstinencia sexual de entre 3 y 5 días. La edad, la obesidad, el tabaquismo, exposición a tóxicos o estrés son causas que pueden justificar la existencia de una hipospermia. Si nos centramos en las causas originadas en el sistema urogenital las infecciones, un déficit en las hormonas sexuales (testosterona), la obstrucción de los conductos eyaculadores (generalmente en el contexto de un problema inflamatorio como las prostatitis), alteraciones en los conductos eyaculadores o las vesículas seminales, son algunas de las causas que podrían justificar esta situación. Secuelas postoperatorias e incluso neurológicas serían causas atípicas pero también posibles. Por supuesto, en función de la causa que pudiéramos encontrar el tratamiento ha de ser individualizado para cada paciente.

Para tranquilizar al lector finalizaremos esta respuesta con una realidad: la hipospermia no es sinónimo de infertilidad. Ante la duda, la valoración por un especialista y la solicitud de un espermiograma serán el punto de partida para la evaluación de un caso como el comentado en el enunciado.

Tumor testicular

Pregunta del lector: Al palparme, he encontrado un bulto en mi zona testicular. ¿Podría tratarse de un tumor?

Respuesta del doctor: Una pregunta muy genérica que evidentemente sin valorar y explorar a un paciente es imposible de contestar. Lo cierto es que la patología genital es causa de preocupación, angustia y ansiedad y de la infinidad de pacientes que consultan por este mismo motivo, son excepcionales en los que acabamos diagnosticando un tumor.

Precisamente, dentro de los datos que fueron recogidos en la Tesis Doctoral que realicé hace unos años, estudiamos, entre otros, este tema. De los 1.012 pacientes que consultaron en el plazo de 3 años de estudio por un bulto en la zona genital, solo un 0,2% acabaron con el diagnóstico definitivo de un tumor testicular. Existe un trabajo publicado en la revista 'Urology' en el que evaluaron también esta situación y su experiencia publica un 4% de casos de tumor testicular dentro de los pacientes que referían un bulto en sus genitales.

Otra realizad es que, dentro de las diferentes patologías que valoramos en la consulta, esta es probablemente la que mayor desasosiego genera en un paciente, quizá incrementada tras tratar de buscar una respuesta en internet. Si introducimos en un buscador de internet bulto genital o escrotal o testicular, las respuestas pueden ser devastadoras ya que un paciente intranquilo suele focalizar su lectura precisamente en lo que no quiere padecer.

Dentro del escroto existen otras estructuras diferentes al propio testículo y las alteraciones de dichas estructuras pueden ser motivo también de la presencia de masas o bultos genitales y sin embargo su implicación clínica suele ser mínima.

Es cierto que la autoexploración genital del varón es fundamental para la detección precoz de un posible tumor testicular y debemos conocer que no es lo mismo que la lesión palpable esté en el propio testículo que fuera. En general, las lesiones extratesticulares suelen ser benignas y son la gran mayoría de los hallazgos que encontramos y al contrario, las irregularidades o induraciones palpadas en la propia superficie del testículo si que tienen que suponer una alarma y consultar con un especialista.

Los quistes de epídidimo, espermatoceles, varicoceles (varices dentro del escroto), hidrocele (líquido que rodea al testículo), hernias inguinales, etc. son algunas de las causas que justifican palparse bultos, anormalidades y deformidades genitales pero todas ellas son motivos intrascendentes y sin importancia clínica.

Del mismo modo, debemos conocer los síntomas asociados a la presencia de un bulto genital para contextualizar la situación. La aparición de fiebre, dolor, molestias miccionales o eyaculatorias suelen ser datos que no se asocian a la existencia de un tumor testicular. Los hallazgos que nos obligan a consultar con el especialista con mayor celeridad serían una lesión claramente palpable en el propio testículo, irregular, indolora y de mayor consistencia que el testículo sano.

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