Beneficios más allá de la factura energética

Antes ni siquiera de que alguien le dé uso, la simple construcción de un edificio supone el empleo de una gran cantidad de recursos como materiales, agua o electricidad. Por eso, resulta fundamental tener en cuenta que los edificios sostenibles deben serlo ya desde su planteamiento. De esta forma, se puede asegurar que este tipo de construcciones aportará múltiples beneficios a nivel energético, de mejora de la calidad de vida de los propietarios y, también, de la sociedad en general.

A nivel privado, una construcción sostenible ayudará a contener los gastos en la factura energética gracias a las novedades técnicas implementadas, por ejemplo, con sistemas como la aerotermia para la regulación de la temperatura en los hogares, que permiten reducir el consumo de electricidad en un 30% de media, lo que se ve reflejado a final de mes a la hora de pagar la factura de la luz.

A la reducción de la inversión energética de los propietarios, contribuirá también la mejora en los aislamientos térmicos y acústicos del edificio que, en este tipo de construcciones, se realiza con materiales respetuosos con el medio ambiente. Asimismo, el consumo de agua disminuirá, llegando a ser un 25% menor de media en cada hogar.

Los edificios verdes también se caracterizan por contar con medidas que permitan mejoras tales como el incremento y el aprovechamiento de la luz diurna, la optimización de la iluminación artificial, los controles de insolación, la ventilación natural, el seguimiento y el control de la calidad de los sistemas de climatización o la reducción en el uso de materiales tóxicos, entre otros, que ayudan a reducir los agentes contaminantes. Estos avances permiten que los propietarios mejoren su calidad de vida mientras disfrutan de su casa.

La sociedad también se beneficia con la construcción de una edificación respetuosa con el planeta. En primer lugar, cabe destacar que se producirá una menor demanda de infraestructuras y servicios públicos, derivada de la menor necesidad de agua y energía.

Además, las personas que diseñan este tipo de construcciones no solo tienen en cuenta el inmueble en sí, sino el hábitat natural en el que se edifica. El objetivo es comenzar un proceso parecido al ‘efecto dominó’ para que impacte de forma positiva en el medio ambiente. Y, en tercer lugar, se encuentra la gestión de los residuos, que se lleva a cabo de forma más eficiente, cuidando del planeta.

Existe la creencia de que la construcción de un edificio sostenible supone un mayor coste económico. La clave para que esto no sea así es la aplicación del diseño integrado, que consiste en incorporar estrategias verdes ya en los primeros pasos del proyecto.