Director de HERALDO DE ARAGÓN

Sánchez y la política emocional

La política emocional
La política emocional
Krisis'24

A Pedro Sánchez hay que reconocerle su solvencia para el quiebro inesperado. Sus decisiones imprevistas construyen un argumento en sí mismo, todo un relato con fuerza suficiente como para desviar la atención de lo relevante hacia aquello que decide su interés. 

Ocurrió el año pasado con el veloz anuncio de la convocatoria nacional de elecciones en pleno estío y ha vuelto a pasar ahora con su decisión de interrumpir su agenda política para aclarar su futuro como presidente. Su capacidad para secuestrar el debate público es indiscutible, confirmando que, al margen de cualquier interpretación de parte, posee un particular talento para movilizar a los propios. Su carta ha permitido que se hable más de él que de su mujer, Begoña Gómez, y que los primeros días de las elecciones catalanas queden ocultos por la inédita situación de interinidad de un presidente que dice sentirse atacado por la derecha y la ultraderecha.

En una tan incomprensible como inédita situación de interinidad, sin precedentes en la etapa democrática, el presidente Sánchez sopesa su futuro político

La carta de Sánchez, inadecuadamente expuesta en X (antes Twitter), no es más que el paradigma de la política de las emociones, donde lo racional queda intencionadamente relegado en beneficio del sentimiento, ocultando argumentos y datos para ofrecer un acalorado ‘conmigo o contra mí’. Un redactado que resume a la perfección una forma de entender la actividad pública que invita a la división entre izquierdas y derechas, y que renuncia a la defensa de su mujer con pruebas y hechos que servirían para desmontar cualquier inculpación.

Tendrán que ser los jueces los que dictaminen qué hay detrás de las acusaciones vertidas por una organización tan polémica como poseedora de tantos vacíos en su reputación como Manos Limpias, pero la apertura de una crisis institucional no parece que sea un signo de responsabilidad en un presidente. Sin dudas sobre el fango que ensucia gran parte del debate público nacional, una evidencia compartida por demasiados protagonistas y que tiene activos generadores de desechos a uno y otro lado, el líder de un Ejecutivo debe sostenerse en la templanza y aceptar que la actividad periodística forma parte del natural devenir de una democracia.

Afectado por un desatado torrente de especulaciones, el país espera una decisión que admite cualquier posibilidad

Guste o no, la política hace años que saltó la barrera de la prudencia y su regeneración solo depende de los modos y maneras de aquellos que hoy siguen anteponiendo una victoria electoral al interés general. Nada de lo que rodea a Sánchez es ajeno a una interpretación. Su estabilidad política se describe bajo una estructura piramidal afectada por tantas dependencias que hace tiempo que la defensa de los contenidos programáticos del PSOE quedó oculta en beneficio de su continuidad. Por ello, su respuesta se hace imprevisible, ajena al comportamiento de un presidente del Gobierno. Quizá en el corto plazo, al vincular su continuidad a la aplicación de la amnistía, refuerce las opciones del PSC en las elecciones catalanas o, sencillamente, logre una reactivación de sus votantes de cara a las europeas, pero lo que quedará por explicar es cómo alguien que se ha definido a sí mismo como una persona con una alta capacidad de resistencia queda desarbolado por unas acusaciones que asegura que son falsas. 

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Mikel Iturbe en HERALDO)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión