Andreu Buenafuente: "A veces la gente te ve y sonríe sin que digas nada. Me parece algo muy grande"

El cómico y productor catalán será premiado este jueves 9 de mayo en Zaragoza en la gala 'Corazón de oro' de Believe in Art, que presenta Adriá Buenaventura

Andreu Buenafuente, durante su colaboración con Believe in Art en el Hospital Vall D'Hebrón de Barcelona.
Andreu Buenafuente, durante su colaboración con Believe in Art en el Hospital Vall D'Hebrón de Barcelona.
Gravitar Estudio

El reusense Andreu Buenafuente lleva varias décadas haciendo reír a toda España desde la televisión, la radio, el podcast e incluso el cine. Este jueves 9 de mayo (19.00) es el protagonista de la gala ‘Corazón de oro’ de la asociación aragonesa Believe in Art (centrada en el poder curativo del arte) en el Museo del Foro de Cesaraugusta: será galardonado en una velada conducida por Adrián Buenaventura, de Aragón TV, habitual en estas lides para Believe in Art.

El año pasado colaboró con Believe in Art empuñando brocha y pinceles, y poniendo color al hospital Vall D’Hebrón. ¿Qué recibió espiritualmente tras esa entrega desinteresada?

Es un proyecto muy bonito, supe de él y me emocionó. Fíjate que vivo cerca del hospital, lo tengo muy presente en mi imaginario cotidiano, pero enlazar esa circunstancia con la pintura, que me apasiona, fue un regalo. Poder dar color a un lugar tan delicado es una idea maravilloso, y me encontré además con un gran equipo, muy bien organizado. Es como ‘La bola de cristal’: solo no puedes, con amigos, sí.

¿Pudo interactuar con los internos?

Sí, fuimos a inaugurar oficialmente la iniciativa. Nos vimos rodeados de colores, y creo firmemente que ese detalle ayuda en la recuperación, sobre todo en la parcela anímica. Eso flotaba en el ambiente, es una ventaja. Sé que ya ocurre en muchas partes, que se ha hecho en Zaragoza, pero pienso que debería ser una iniciativa ordinaria en áreas hospitalarias. Las instalaciones suelen tener colores muy neutros, están para lo que están, pero un entorno agradable nunca está de más.

Se sabía de su amor por la pintura. ¿Se lo ha inoculado a su entorno profesional, o ha sido al revés?

Es algo muy personal, al margen de mi actividad habitual: no lo he comentado mucho. Vivo con una generación de profesionales muy creativos, concienciados con el arte y con ayudar en lo que puedan. La propia Silvia –Abril, su pareja, actriz de renombre– colabora con varias oenegés, aunque no lo diga mucho. Haces lo que haces porque lo sientes. Con la pintura he descubierto algo que me fascina, sigo aprendiendo cada día de gente increíble, más allá de clásicos socorridos e importantísimos tipo Picasso o Miró. Es como tirarte al mar.

¿Qué tipo de pintura le toca especialmente la fibra sensible?

Me encanta el modernismo catalán de finales del XIX y principios del XX, muy interesante, con pintores cotizados como Rusiñol y Joaquim Mir y ese paisajismo que rompe muchas normas. Deberíamos tenerlos más presentes en la pintura española, que es alucinante.

¿Cómo se aproxima la gente al Andreu persona? ¿Le ocurre a menudo que tratan de hacerse los graciosos con usted?

Hombre, llevo toda la vida en el humor, son casi 40 años de profesión. Soy como una especie de amigo que siempre está ahí, que te ha divertido y acompañado si has seguido mis pasos. Estoy en la memoria emocional de mucha gente, y en general recojo mucho cariño. Eso me hace sentirme feliz, estoy embarcado en un viaje colectivo desde la comedia. A veces la gente te ve y sonríe sin que digas nada. Conectan con un recuerdo, y eso basta. Me parece algo muy grande.

A usted le queda un buen trecho para eso, pero todos caminamos hacia el retiro. ¿Se imagina de paisajista cuando sea viejito?

Mira, delante de un buen paisaje, por muy moderno que te veas, eres pequeño y sencillo, eso está bien. De viejito no, hace ya unos años que me extasío ante la potencia de la naturaleza; sentarme en un campo y tratar de reflejar lo que veo forma parte de mis últimos veranos, es una pulsión profunda. Lo veo como un diálogo con la naturaleza, aunque sea imitándola; dar tu versión tiene su gracia.

"“Con la pintura he descubierto algo que me fascina, sigo aprendiendo cada día de gente increíble. Y poner color en las paredes debería ser una iniciativa ordinaria en áreas hospitalarias”

Zaragoza le espera esta tarde con agradecimiento y, probablemente, una sonrisa colectiva antes de que empiece a hablar.

Vuestra ciudad es para mí algo pendiente, paso mucho y nunca me he quedado lo suficiente. Mi familia tiene amigos allá, conozco lo turístico, lo más básico, pero necesito una visita sin prisas. Bigas Luna me dijo en su día que lo visitara, que tenía que conocer el proyecto en el que estaba trabajando en Zaragoza, que debía ver el Plata, y nunca lo hice. Queda pendiente. Que estamos a un paso, hombre.

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