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Mónica Ojeda: "Me gusta pensar en la escritura como un monstruo fascinante que despierta sentidos"

La escritora ecuatoriana presentó su nueva novela, 'Chamanes eléctricos en la fiesta del sol' (Random House), un viaje por la selva, en Zaragoza

Mónica Ojeda es poeta, cuentista y novelista, y suele impartir en varios lugares talleres de creación literaria.
Mónica Ojeda es poeta, cuentista y novelista, y suele impartir en varios lugares talleres de creación literaria.
Oliver Duch.

“Llevo con la novela ‘Chamanes eléctricos en la fiesta del sol’ (Random House) desde desde 2018. En medio, publiqué cuentos y poemas. Vivo en Madrid, en Lavapiés, donde estoy bien. Los escritores nos pasamos la vida intentando logran un poco de dinero para sobrevivir y, sobre todo, para tener tiempo y tiempo para escribir. Doy clases de escritura creativa en la Escuela de Escritores de Madrid, en la Universidad Pompeu i Fabra en la Universidad de Salamanca, algunos de ellos ‘online’. Y eso te obliga a estar siempre en alerta, a leer mucho y a buscar nuevos asuntos: libros, autores, movimientos”, dice Mónica Ojeda (Guayaquil, Ecuador, 1988), una escritora que ha recibido ya un sinfín de elogios y que acaba de estar en Zaragoza, en la librería Cálamo.

Para leer y entender esta novela, ¿hay que tener delante un diccionario de mitos y leyendas latinoamericanos?

Le diría que no, pero depende del lector. Hay lectores que sienten que cuando entran a un libro tienen que aprehenderlo con todo, asir cuanto aparece. Y yo soy una lectora a la que no la atemorizan los libros sobre cosas que no domino porque si hay algo que no conozco sigo leyendo. El libro siempre te ofrece un contexto para navegar por él, o si ya tengo ganas de explorar más lo busco en Internet o Google.

Esto es un preámbulo.

Como yo soy esa clase de lectora, cuando escribo espero que mis lectores también sean así.

¿Qué tenía en la cabeza? La novela tiene un sustrato mágico y telúrico.

Claro que lo tiene. Por dos vías: está la tradición de que la bebe el libro, la cultura andina es retrofuturista como el festival al que van los jóvenes, es ancestral pero también es rabiosamente contemporánea. La cultura andina no está anclada únicamente en su tradición de hace siglos sino que ofrece una cultura viva de 2024. Entra lo globalizado...

¿La ha vivido usted o es un recurso literario?

Es una cultura que yo he mamado desde niña en el Ecuador a pesar de ser costeña, no soy andina. Ecuador es un país pequeño, y ves las montañas y ves los volcanes desde Guayaquil, que es mi ciudad natal. Entonces, la cultura andina es muy central, nos tocó a todos. Por una parte sí, es un universo rico del que bebo…

¿Y por la otra?

Cuando empecé a escribir la novela tenía muy claro que quería trabajar a un nivel metafórico y simbólico el proceso introspectivo y mental que tienen los personajes en ese contexto, que por una parte es territorial y por otra es un espacio imaginario. Es una tensión entre la realidad tangible y la realidad mental, lo que les pasa a los personajes, en particular a Noa y Nicole, que son las protagonistas principales.

¿Cuál ha sido su relación con su padre? Se lo digo porque es tema capital en el libro.

Es una relación buena pero distante. Es buena en el sentido de que nos hablamos, nos preocupamos el uno por el otro, pero yo he tenido que aceptar que no voy a poderme acercar más a él. No puedo tener una relación íntima con él, de padre e hija, y a él le pasa lo mismo. Mis padres están separados, pero ese no es el conflicto. Se llevan bien, tienen buena relación.

"La ficción está siempre llena de biografía y de autografía. Uno llena su mundo de ficción de todas las verdades y de todas las personas que conoce. Mi padre no me abandonó, pero hay otros tipos de abandono sentimental que una siente"

¿Es lector de sus libros?

Los lee pero no me los comenta mucho, ja ja ja. Sí los tiene todo, sé que los lee, pero no me comenta mucho.

Ese padre suyo, enigmático, ¿se parece al del libro, al que busca la niña Noa, abandonada por él desde hace una década?

Hay elementos. El padre de la novela es inventado, claro, pero sí hay elementos. La ficción está siempre llena de biografía y de autografía. Uno llena su mundo de ficción de todas las verdades y de todas las personas que conoce. Mi padre no me abandonó, pero hay otros tipos de abandono sentimental que una siente. Y luego hubo otro detalle que fue central para la construcción de la novela: empecé a entender mejor a mi padre cuando entendía que más que un padre era un hombre.

Mónica Ojeda presentó en Cálamo su nueva novela, 'Chamanes eléctricos en la fiesta del sol'.
Mónica Ojeda presentó en Cálamo su nueva novela, 'Chamanes eléctricos en la fiesta del sol'.
Oliver Duch.

¿Y eso qué quiere decir?

Pues que el rol de padre lo había intentado hacer de la mejor manera posible pero antes que un padre era un ser humano, y por lo tanto una fuente de traumas, conflictos personales, y que a veces el rol de padre es difícil de llenar y de convertirlo en algo tangible que busca ser, ansiosamente, el padre perfecto.

¿Por qué este viaje a través de la selva y a un festival musical?

A mí lo que me interesaba trabajar era una emoción muy especial: tratar de hallar un refugio en medio de la hostilidad, de la violencia, de la pérdida y de la muerte, que son todas esas experiencias vitales avasalladoras. Cuando nos enfrentamos a todo ello buscamos un lugar de amparo. De protección, de refugio, un lugar donde el cuerpo pueda ser despojado de miedo.

"En un contexto de violencia, de muerte y de pérdida, un cuerpo que baila y que canta y que lee es un cuerpo con ganas de vivir"

El miedo también es capital en su libro y en la vida.

Sabía que esa emoción abstracta iba a ser el centro o el corazón de la novela, y luego nacieron en mí esas dos amigas, que es algo recurrente en mis libros: las dos amigas, las dos hermanas, las dos cómplices, etc. Se me quedaron en la cabeza estas dos amigas que huyen de una ciudad que está en llamas. En un contexto de violencia, de muerte y de pérdida, un cuerpo que baila y que canta y que lee es un cuerpo con ganas de vivir.

Son muchos los que elogian su escritura. ¿Qué persigue usted?

A mí me gusta pensar en la escritura como un monstruo fascinante. Para mí la palabra es un fin emotivo y creador e imaginativo en sí mismo. La palabra no solo significa sino que despierta sentidos. Por eso me parece que la escritura literaria es monstruosa porque desvía la palabra de su objetivo de significar únicamente.

¿Es fácil vivir con usted?

Creo que sí. Ja ja ja. Soy una gran compañera y me gusta conversar de noche con mis plantas.

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