Sergio del Molino: "El pasado es la esencia del presente; en cuanto lo mueves, vuelve"

El escritor aragonés publica este jueves en España e Hispanoamérica su novela 'Los alemanes', con la que ganó la última edición del premio Alfaguara 

El escritor aragonés Sergio del Molino publica la novela con la que ganó el premio Alfaguara.
El escritor aragonés Sergio del Molino publica la novela con la que ganó el premio Alfaguara.
Toni Galán

El escritor Sergio del Molino, zaragozano nacido en Madrid en 1979, publica este jueves en España e Hispanoamérica su novela 'Los alemanes', con la que hace poco más de un mes ganaba el premio Alfaguara. La obra gira en torno a dos hermanos, Eva y Fede, que se encuentran en el cementerio alemán de Zaragoza para dar sepultura a un tercer hermano Gabi, músico, que acaba de fallecer. Son los últimos exponentes de la familia Schuster, cuyo bisabuelo huyó de Camerún en 1916 y se radicó en la capital aragonesa junto a otros compatriotas. 'Los alemanes' habla, entre otras muchas cosas, del peso del pasado.

¿Ha visto 'La estrella azul', la película sobre el cantante Mauricio Aznar?La he visto y me ha encantado. Aunque tengo que reconocer que no soy capaz de juzgarlo fuera del zaragozano que soy. Estoy muy contaminado por la nostalgia, creo que no puedo ser imparcial. Es una película que me interpela de una manera distinta a la de alguien que no sea de aquí, y que por eso va a tener dos visiones, una en Zaragoza y otra fuera. Y me gustaría verla con otros ojos para saber si, como creo, es un peliculón.

El segundo apellido de Mauricio Aznar era Müller. Quizá era descendiente de los alemanes que llegaron a Zaragoza del Camerún y que protagonizan su novela.No me consta, aunque sí, era de ascendencia alemana.

Sergio del Molino ya es un poco 'mainstream'. En muy poco tiempo ha ganado el premio Alfaguara de novela, el premio de Periodismo El Correo... Hasta Kiko Matamoros recomienda sus libros, especialmente 'La hora violeta'.   Kiko es un fan y se lo agradezco muchísimo,como a todos mis lectores. La gente ya prácticamente no lee, así que estoy muy agradecido, principalmente porque he conseguido hacer lo me da la gana, que es vivir de escribir. Aunque para mí sigue siendo un misterio que a la gente le interese lo que escribo. Lo normal, cuando haces literatura o cualquier otra tarea creativa, es que el público no se dé por enterado. En cuanto a lo de 'mainstream'... a veces se utilizan categorías de forma gratuita. Hay literatura que se considera 'underground' simplemente por el hecho de que no la lee nadie. Y no creo que fuera esa la intención de su autor. Además, estoy convencido de que si yo hubiera buscado el nivel que ahora tengo de aceptación entre el público no lo habría conseguido. 

¿No queda lejos ya 'La hora violeta'?Sigo estando cerca, es un libro que me acompañará siempre porque es el más íntimo, el que nunca se despega de mí ni vital ni literariamente. Con 'Los alemanes' está pasando una cosa curiosa, y es que se está haciendo mucho hincapié en que se trata de una 'novela, novela', porque se me suele vincular con un tipo de narrativa en la que fluyen realidad y ficción. Pero yo no siento nunca que haga algo distinto a lo anterior. Cuando me pongo a escribir aparecen siempre mis temas y preocupaciones. El que esta novela sea una fabulación completa es algo irrelevante y, si alguien se sorprende por ello es que nunca me ha leído. Cualquier lector reconocerá fácilmente mi mundo en 'Los alemanes'.

El zaragozano Sergio del Molino presentará el lunes la novela en Madrid.
El zaragozano Sergio del Molino presentará el lunes la novela en Madrid.
Toni Galan

Bueno, la ficción también es una faceta de la realidad.La ficción es algo que está en el ambiente, que usamos para entender la realidad. Usted, como todo periodista, también construye ficciones. Cuando tiene que escribir la crónica de algo que ha pasado ante sus ojos, emplea las técnicas del fabulador: elige un tono, un punto de vista, un lenguaje, qué contar y qué no... Toma decisiones de escritor. La ficción es la herramienta que tenemos para contar el mundo y lo hacemos todos, aunque no trabajemos habitualmente con la palabra. Si alguien va al médico y un amigo le pregunta cómo le ha ido, va a construir un relato muy diferente del que haría el propio médico.

La historia de los alemanes que llegaron a Zaragoza desde el Camerún también le ha acompañado siempre. En 2009 le dedicó el ensayo 'Soldados en el jardín de la paz'. ¿Por qué ha tardado tanto en llegar la novela?Siempre quise hacer una novela sobre el tema, porque en esta historia de desarraigo se concentran todas mis obsesiones, y, a partir de ellas, podía  contar mi mundo. Pero no encontraba el tono, lo intenté en un par de ocasiones y no hubo manera, tuve que dejarlo y retomar el trabajo años después. A mi las novelas no me salen a la primera. 

"La ficción es la herramienta que tenemos para contar el mundo"

¿Ya está agotada la investigación sobre esos alemanes?Soy muy disperso, no soy un sabueso que llega al final de las cosas y de los temas. Cuando publiqué 'Soldados en el jardín de la paz' no se había escrito nada aún sobre el asunto. Afortunadamente, luego han llegado historiadores que han retomado el tema y han dejado obsoleto mi libro. Faltaba la novela.

'Los alemanes' es una novela de personajes. Y va a haber quien le busque a usted en Fede, y quien quiera poner nombre y apellidos al especulador zaragozano del libro.Fede es un humanista derrotado que no encuentra lugar para su descreímiento. Este es un libro de ficción, aunque lógicamente en cada uno de los personajes de una novela proyectas cosas tuyas. La mejor herramienta de un escritor de ficciones es la suposición. Mientras escribes, intentas ponerte en la piel de cada personaje, es un trabajo que a un tiempo tiene introspección y empatía, y tienes que tomártelo muy en serio. Pero no busquen referencias reales en 'Los alemanes' porque no las hay. Además, este tipo de suposiciones suelen pinchar en hueso casi siempre, incluso entre los que se sienten aludidos o retratatados, que a menudo no lo son. Y los que sí son aludidos casi nunca lo perciben. 'Los alemanes' no es una 'roman à clef'. Gabi, por ejemplo, es un personaje que remite a la movida zaragozana, al rock de los 80, tiene algo de todos los personajes que conocimos entonces, pero no es nadie en particular.

¿Zaragoza fue una etapa dentro de una ruta secundaria de evasión de los nazis? No en una ruta secundaria, en una ruta principal. Y anteriormente, y eso ya es más sabido, una etapa para quienes escapaban de los nazis pasando por los Pirineos. Boris Souvarine, el que fuera fundador del partido comunista francés, huyó de Francia pasando por Zaragoza. Luego los nazis establecieron una red muy potente, no solo para huir vía Lisboa o Vigo, que era donde embarcaban para Hispanoamérica, sino para conseguir recursos económicos. Y algunos nazis, no muchos, incluso se quedaron en España.

"Todas nuestras familias están construidas en base a mentiras que se van trasmitiendo de generación en generación"

En su novela reflexiona sobre el desarraigo, sobre el peso de la familia y sobre cómo el pasado, como decía Borges, siempre vuelve.El pasado es la esencia del presente; y, en cuanto lo mueves, vuelve. Una idea fundamental de la novela es que todos caminamos sobre muertos, los nuestros y los de los demás, y que tú puedes desentenderte del pasado pero el pasado no puede desentenderse de ti. Todas las familias están construidas en base a mentiras, grandes o pequeñas, que se van transmitiendo de una generación a otra.

Vamos, como cualquier nación.Un país es en buena parte la suma de una serie de ficciones sobreentendidas, un entramado de ficciones que, cuando alguien las cuestiona, se derrumba. Vivimos en un mundo de absoluta desconexión con las identidades, y eso hace que los nacionalismos sean una especie de sentimientos religiosos. Y es así porque somos siempre muy románticos y poco racionales. 

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