Por
  • Juanjo Blasco 'Panamá'

Jane Birkin, una bella y triste musa

Jane Birkin ha estado en varias ocasiones; la última en 2018 y cantó en la plaza de San Bruno.
Jane Birkin ha estado en varias ocasiones; la última en 2018 y cantó en la plaza de San Bruno.
Francisco Jiménez.

Jane Birkin ha dejado el edificio. Tenía 76 años. Lo había superado todo: una familia de instrucción espartana que nunca la entendió, una leucemia, un ictus, y una deformación facial por el uso de la cortisona, vivir más de diez años con ese genio de la música que fue Serge Gainsbourg pero que la abofeteaba cuando « no daba el tono en los temas que le componía», la muerte de una hija que se arrojó de un cuarto piso… No es precisamente el retrato que uno espera de ese Londres despreocupado y locuelo de los sesenta o de una musa ( por tal se la tenía ) de canciones tiernas y melancólicas.

Lo cierto es que Jane Birkin era todo un personaje que tuvo que vivir con la imagen impostada que de ella se fabricaron los especialistas de espejismos. Es delirante que se haga en estos días alusión a su eterna sonrisa delicada cuando ella siempre dijo para quien quisiera oír que «nunca he sabido sonreír. Veo mis fotografías y parece que sonrío pero siempre he sido muy tímida y en ese rostro sólo veo un rictus…».

Conviene revisar viejas entrevistas de la Birkin ahora que parece que todo el mundo la conocía y vendía cantidad de discos (en España, cifras de miseria. Demostrable).

Jane Birkin ha sido una cantante deliciosa. Una voz especial. Alguien que transmitía ternura y emoción. Que haya sido feliz es otra cosa

El sufrimiento de su adolescencia cuando se burlaban de ella en clase porque su pecho no crecía y sus piernas eran un par de esquejes. «Eres medio hombre» le decían sus compañeras (¿). Pero si hasta la escena que tiene ahora tanto predicamento de ‘Blow up’ en la que aparecía enseñando sus humildes pechos y vistiendo unas medias de colorines como única impedimenta resulta que es lo máximo del erotismo cuando la propia Birkin la definió como «patética» y «me reía mucho pero estaba triste». Por cierto, la película en España se traduce por ‘Deseo de una noche de verano’ con lo que el título original (‘Revelado’) pierde todo el sentido. Trónchese a gusto, no se prive.

Pero esta mujer era especial. Podía con todo. Los mejores directores de cine se la rifaban y ese genio absoluto de la música francesa, Serge Gainsbourg descubrió en ella una gema sensual que le acompañaría durante más de doce años. La fiera corrupia que era «el monstruo» ( así se definía él) compartió vida y canciones con una Jane Birkin que por contraste era la dulzura personificada.

Y luego llegaría ‘Je t’aime…’ y el escándalo. Prohibida en España (ojo, y por la BBC y por el Vaticano) el tema arrasó. Concebido en principio para Brigitte Bardot, la Birkin era incomparable a la hora de transmitir emociones carnales

Aquella voz de terciopelo susurrante convertía las tormentas de su pareja en delicados momentos. Por supuesto la sección canallesca lo tuvo fácil. Cuando Gainsbourg le escribe ‘Histoire de Melody Nelson’ homenajea su delicadeza y fragilidad pero algún listo de la compañía pone como portada del disco a una Birkin vestida de algo así como adolescente tímida tapando sus pechos con un muñeco de peluche. Para qué mas. El disco además superaba por poco los veinte minutos, imagine el mosqueo internacional. ¿ Pagar como LP un single largo? Tururú. Fue éxito internacional, no obstante.

Y luego llegaría ‘Je t’aime…’ y el escándalo. Prohibida en España (ojo, y por la BBC y por el Vaticano) el tema arrasó. Concebido en principio para Brigitte Bardot, la Birkin era incomparable a la hora de transmitir emociones carnales. Muchos más vídeos con la fiera de los que se habla poco (‘Elisa’, donde posaba al final de una fila de modelos, ‘69 anné erotique’ donde cantaba encima del piano), y su obra en solitario más que recomendable que ha llenado sus últimos años de vida.

Jane Birkin ha sido una cantante deliciosa. Una voz especial. Alguien que transmitía ternura y emoción. Que haya sido feliz es otra cosa.

‘In memoriam’.

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