El restaurante para comer verdura de primera a una hora de Zaragoza
Este mesón se ha ganado merecidamente la fama de ser uno de los mejores lugares de Navarra para degustar verduras, pero también tiene excelentes carnes y pescados.
Las mejores cosas de la vida son sencillas, o se complican lo justo. También pasa en la gastronomía: a nadie le amarga un dulce, sobre todo si es de leche frita o un carpaccio de naranja con infusión de miel y pasas, pero cuando un plato de los de toda la vida está preparado con mimo y sabiduría, conquista a todo el mundo.
Cada establecimiento busca su elemento extra, el que marca la diferencia, y de eso también saben en un restaurante de la ribera navarra situado a una hora de Zaragoza y 10 minutos escasos de Tarazona. Cascante es una localidad singular con un gran tesoro arquitectónico: los Arcos que unen el núcleo urbano con la Basílica del Romero. Son 39, y recorrerlos es toda una tradición para los visitantes. Lo mismo pasa con una visita al gigantesco Centro Termolúdico del pueblo y, si hay sitio, una comida o cena en el restaurante Ibarra.
Este mesón se ha ganado merecidamente la fama de ser uno de los mejores lugares de Navarra para degustar verduras, pero también tiene excelentes carnes y pescados, además de una oferta de postres caseros que impresiona. En estos días, además, la llegada de los primeros espárragos de temporada y el menú degustación de verdura se están imponiendo entre los comensales. Los precios son muy razonables: 17 euros el menú entre semana, 29 el fin de semana y 36 el verdulero, generoso en cantidades y extraordinario en la calidad.
Especialidades del restaurante Ibarra de Cascante
Entre las verduras llama la atención la cebolleta confitada con Rulo de cabra y frutos secos. También está delicioso el pastel de puerros con mariposa de langostinos o las increíbles pencas de acelga rellenas con crujiente ibérico. En cuanto a legumbres, destacan las pochas naturales con langostinos. Tampoco hay que olvidar el revuelto de sepia en fritada con su propia tinta.
Además de los comentados antes, la torrija caramelizada con helado y la tarta de manzana templada del Ibarra son otras delicias por las que preguntan muchos de sus fieles, además de sorprender a quienes se pasan por allá de casualidad, o siguiendo una recomendación. Otro punto extra: la atención es impecable, muy educada y sin atosigar. En definitiva, un lugar para añadir a la oferta culinaria de la zona, que tiene otros nombres destacados como el Topero, el 33 o el Remigio en Tudela y el restaurante la extraordinaria bodega de Pago de Cirsus entre Ablitas y Ribaforada.