Cómo preparar el tradicional potaje de vigilia de Semana Santa
En época de Cuaresma y Semana Santa la tradición religiosa dictaba la vigilia o prohibición de comer carne y el bacalao estaba presente en multitud de recetas como esta.
La Cuaresma y la Semana Santa en España nos deja numerosas recetas dignas de aprender y cocinar durante estas fechas. Aunque las que más seguidores acumulan son las dulces como las torrijas, las rosquillas o los crespillos en Aragón, hay otros platos de la gastronomía dignos de mención. Un ejemplo es el potaje de vigilia con bacalao, huevo, garbanzos, espinacas y pan.
El bacalao no solo es el protagonista de este plato, sino de muchos de la Semana Santa. Se presenta en recetas creativas y sabrosas durante esta época, como el bacalao con tomate, al pil pil o en otras más tradicionales como el atascaburras. Pero, nos vamos a centrar en la historia del potaje de vigilia que se remonta a los tiempos en los que la Iglesia católica en España prohibía el consumo de carne los viernes, dando lugar a una serie de recetas adaptadas a estas restricciones religiosas con alimentos que pudieran estar disponibles en cualquier época del año.
No es de extrañar que naciera la receta del potaje de vigilia, ya que los platos con legumbres eran los más recurrentes. Por otro lado, huevos y bacalao había todo el año, ya que era el pescado que más abundaba en las zonas de interior, lejanas a la costa. Siempre estaba disponible bacalao en salazón de buena calidad, en cualquier época del año. Y, como no, las espinacas están de temporada para la época de vigilia.
Receta del potaje de vigilia
Ingredientes:
250 gramos de garbanzos secos
250 gramos de bacalao desalado
200 gramos de espinacas
1 cebolla
4 dientes de ajo
1 huevo
pan
1 cucharada de postre de pimentón
aceite de oliva virgen extra
1 hoja de laurel
sal al gusto
comino (opcional)
Paso a paso:
Remoja los garbanzos durante la noche anterior en agua con sal.
Al día siguiente, escurre los garbanzos y echa un litro de agua, 2 dientes de ajo pelados, la hoja de laurel y los garbanzos ya remojados. Cierra la olla, pon a fuego alto y cuando comience a salir vapor se baja a fuego bajo y se cocinan 15 minutos.
En una sartén grande, calienta un poco de aceite de oliva y sofríe la cebolla y los ajos hasta que estén dorados.
Añade una cucharada de postre de pimentón dulce y remueve bien para que se integre perfectamente con el sofrito. Reserva.
Cuece el huevo.
Pasado el tiempo de cocción de los garbanzos. Deja que se libere todo el vapor de la olla antes de abrir. Pasa el caldo colado a otra cazuela junto a los garbanzos sin el laurel.
Pon esta cazuela a fuego medio. Cuando empiece a coger temperatura, verte el sofrito y remueve bien. Echa ahora las espinacas, que en poco tiempo irán reduciendo su tamaño. Rectifica de sal y deja cocinando un par de minutos.
Desmenuza el bacalao desalado y agrégalo a la olla.
Fríe el pan.
En un mortero echa el pan frito desmenuzado y un diente de ajo. Machaca y haz un majado para añadir a la olla del potaje cuando pasen cinco minutos de que hayas añadido el bacalao.
Añade el huevo cocido una vez emplatado.
Propiedades nutricionales
El potaje de vigilia es una fuente excelente de proteínas gracias a los garbanzos y el bacalao. Además, las espinacas aportan hierro y vitaminas, mientras que las patatas son una buena fuente de carbohidratos y potasio. Este plato es equilibrado en nutrientes esenciales y bajo en grasas, lo que lo convierte en una opción saludable.