Clarión: descifrando los secretos de un gran vino blanco

Viñas del Vero organizó un taller de ensamblaje con sumilleres y periodistas.

El enólogo José Ferrer, de pie, dirige el taller de ensamblaje de variedades para el Clarión 2015.
El enólogo José Ferrer, de pie, dirige el taller de ensamblaje de variedades para el Clarión 2015.

Clarión es un vino blanco de alta expresión, uno de los iconos de la Bodega Viñas del Vero, que nació en la cosecha de 1996 para llegar rápidamente a la cumbre de los vinos blancos de España. Su salto a la fama se produjo cuando fue elegido para regar algunos de los platos que se sirvieron en la cena del día anterior a la boda de los entonces príncipes de España, Felipe y Letizia, en la noche del 21 de mayo de 2004. Subió su prestigio hasta el punto de que de aquella añada que se sirvió, de 2002, es de la única que no queda ni una sola botella en la bodega.


El mito de este vino de autor fue creciendo gracias a su gran calidad y su perfecta maduración con el paso del tiempo. Una y otra vez, las añadas más antiguas compiten en complejidad con las más recientes en las catas verticales con las que José Ferrer, director técnico de Viñas del Vero, deleita en ocasiones muy especiales a selectos catadores.


Una de ellas tuvo lugar la semana pasada en la bodega barbastrense perteneciente al grupo González Byass. Allí nos convocaron a un grupo de sumilleres y periodistas de varios puntos de España para participar en un taller titulado 'Viñas del Vero Clarión, el enigma de un gran vino blanco'. Ese título está justificado en otro de los elementos que contribuye al mito de este gran vino: es un ensamblaje de variedades que nunca se da a conocer en la contraetiqueta de la botella. En esta convocatoria, Ferrer propuso un interesante juego a los catadores: a partir de cinco vinos base, cada uno debía elaborar su Clarión perfecto. Después, todos los catadores valoraron cada una de las creaciones y eligieron las dos mejores.


Evidentemente, el enólogo tenía su propio vino en mente –que puede ir cambiando en función de la evolución de los vinos base, que en este momento aún están un poco 'verdes'–, aunque estos ensayos le sirven para constatar por dónde van las preferencias de los prescriptores que más en contacto están con los consumidores. Así también propicia su implicación con un vino que da prestigio y placer gastronómico a quien lo elige para tomarlo en casa o en el restaurante.


Cata y maridaje

La sesión fue de lo más didáctica e incluyó una cata vertical de las añadas 2009, 2011, 2013 –la de más reciente aparición en el mercado– y la de 2014. En la cena posterior se degustaron las de 2012, 2010 y las de 2008, 2005 y 2004 en formato mágnum, acompañando platos a la altura de los vinos que preparó el restaurante Las Torres, de Huesca.


En el mismo ágape pudimos deleitarnos con el vino 'top' de la bodega, el tinto Blecua de las añadas 2008 y 2007.


La jornada se había iniciado por la mañana con una excursión a los viñedos de garnacha en la localidad de Secastilla, donde se crían las uvas para elaborar los tintos Secastilla y La Miranda de Secastilla, y el blanco de garnacha blanca La Miranda, que ha obtenido dos medallas de oro en el reciente Concurso Garnachas del Mundo. Hubo comida campestre en un día espléndido en el que aprendimos también los secretos de la poda de invierno.


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