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Un Zaragoza con el don de la oportunidad

Los dos triunfos con Víctor Fernández se han fraguado con goles marcados en momentos clave de los partidos.

Partido Huesca - Zaragoza 20 04 2024 Foto Toni Galán [[[FOTOGRAFOS]]]
Los jugadores del Real Zaragoza celebran la victoria del pasado sábado en El Alcoraz.
Toni Galan

Todos los goles suman uno, pero no todos poseen el mismo impacto en el desarrollo de los partidos. El Real Zaragoza de las últimas jornadas lo atestigua. Desde la llegada de Víctor Fernández, el equipo ha ganado dos encuentros, a Tenerife y SD Huesca, dos victorias con algunos patrones comunes: el conjunto aragonés marcó goles decisivos en instantes oportunos. Momentos clave, bien por su efecto en el juego propio, bien por su coyuntura dentro de los 90 minutos, bien por su huella psicológica, bien por sus consecuencias en el rival…

Aunque contra el Levante el Real Zaragoza sufrió casi sin margen para la reacción un definitivo gol de Dela, uno de las tantas bofetadas sufridas a lo largo del curso en los tramos finales de los partidos; el equipo de Víctor Fernández ha sabido también golpear en periodos de los partidos muy precisos y pertinentes marcando goles de impacto decisivo a Tenerife y Huesca. Puede afirmarse que esas victorias hundieron sus raíces en los momentos en los que el Zaragoza fue capaz de meter sus goles.

Esa fue, por ejemplo, la diferencia entre el equipo de Víctor Fernández y la SD Huesca en el disputado y parejo duelo aragonés de hace unos días. Quizá no fue un partido para evaluarlo en términos de méritos o justicias, sino por el aprovechamiento de los momentos calientes. Cada equipo tuvo sus fases de superioridad, pero fue el Zaragoza quien mejor explotó y rentabilizó las suyas. Algo similar sucedió contra el Tenerife en la que fue la primera victoria con Víctor Fernández.

Aquel día, el Zaragoza encarriló rápido el partido con un gol tempranero de Francés en el minuto 6. El duelo se le puso sobre ruedas, pero el Tenerife tomó el mando, amenazó y contó con ocasiones claras y empató. El equipo de Víctor sufrió en ese segundo tramo de la primera mitad, pero, en una exquisita contra liderada por Toni Moya, el Zaragoza empató con un gol de Azón justo a las puertas del descanso, pasado el minuto 45. Fue una bofetada para el Tenerife, golpeado cuando mejor jugaba. Uno de esos puntos de inflexión dentro de un partido por el alcance psicológico del momento.

Con esa ventaja, de nuevo con todo de cara, el Zaragoza pegó otro zarpazo en otro de esos instantes determinantes: nada más salir de descanso, en el minuto 49, Maikel Mesa puso el 3-1. El choque quedó liquidado y el Zaragoza se dedicó a plegar velas y administrar la renta. Una victoria en la que los momentos de los goles tuvieron un papel crucial.

Algo semejante sucedió en Huesca. Cuando los oscenses más mando y control tenían de la situación, gobernando el marcado, el Zaragoza encontró oxígeno de la nada con una acción con el puño y letra de Liso. Este gol, por el instante y el contexto de juego en el que se marcó, fue más decisivo para la victorias que el que luego anotó Maikel Mesa desde el punto de penalti para poner en ventaja a su equipo. Un segundo tanto que llegó, de nuevo, como contra el Tenerife, pasado el minuto 45, ya enfilando el descanso.

Fue llamativo observar en uno de los saques de esquina previos al penalti, desde la banda, como Víctor Fernández pidió a Marc Aguado que guardara más la posición. Le señaló el minuto del videomarcador, en clara referencia a evitar una contra en un instante tan delicado. Pero sucedió justo lo contrario: el Zaragoza arañó un penalti y ese segundo gol desencajó la mandíbula del Huesca, cuyo desconcierto y desánimo durante el regreso desde los vestuarios fue evidente. Otra vez, el Zaragoza tuvo el don de la oportunidad.

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