Antonio Hidalgo se enfrenta a su peor bache en la SD Huesca

Casi cinco meses después, el cuadro azulgrana vuelve a acumular dos derrotas consecutivas, y es la primera vez en toda la temporada que el equipo suma cuatro encuentros sin conocer la victoria.

Pulido consuela a Obeng tras desperdiciar una ocasión en el derbi.
Pulido consuela a Obeng tras desperdiciar una ocasión en el derbi.
Toni Galán

Después de varios meses, la SD Huesca cae por segunda vez consecutiva en su calvario particular. El primer costalazo -por partida doble- se dio a las ocho semanas de la llegada de Antonio Hidalgo, gobernador de un equipo en construcción. Un precedente que se consumó el 3 de diciembre, cuando el Huesca le regaló al Andorra -uno de sus rivales directos- dos puntos en el minuto 90 (1-0). La triste derrota frente al Valladolid (0-1) una semana antes completa la estadística.

La mezcla de necesidad y golpe de realidad de aquel día no podían imaginar que el equipo no cayera derrotado en dos ocasiones seguidas hasta mediados de abril. Casi cinco meses después, el cuadro oscense vuelve a sufrir dos derrotas consecutivas cuando acumula cuatro encuentros sin conocer la victoria, algo que no había ocurrido en toda la ‘era Hidalgo’.

La racha de once encuentros invicto es una de las razones por las que el equipo ha demostrado que merece la confianza de su gente, más todavía, tras recibir dos ‘guantazos’ y disponer solamente de seis balas en la recámara -tres en El Alcoraz y otras tres en campo rival-. Las dos derrotas consecutivas cinco meses después y la consiguiente llegada de la ‘peor’ racha -por así llamarlo- tras siete meses desde la llegada del técnico hablan muy bien del nivel que el equipo ha sabido mantener a lo largo de toda la temporada.

Aunque pueda resultar contradictorio, la venida de estas dos derrotas al cabo de tanto tiempo es un síntoma muy positivo del trabajo y la preparación que existe y no se ve. Sin olvidar, porque es imposible, la falta de gol que ha condenado al equipo durante buena parte de la temporada, especialmente, en la primera vuelta. Muchos encuentros que concluyeron en empate -o derrota-, y donde la escasez del instinto en zonas de ataque se equilibraba gracias a la solidez y el compromiso defensivo.

Atrás queda lo bueno, lo malo, lo regular, lo perfecto, las alegrías, las penas, los contratiempos… Todo -excepto el permanente trabajo evolutivo de Antonio Hidalgo, su cuerpo técnico y el resto del equipo-. Delante, seis encuentros que, a primera vista, suman algo de complejidad en el trayecto hacia la supervivencia. Algo de complejidad por aquello de que cinco se juegan el ascenso o el play-off. Y lo de a primera vista, porque siendo la SD Huesca y la Segunda División los protagonistas, ya pocos resultados sorprenden.

El otro de los seis equipos a los que se medirá el Huesca será el Cartagena, sumergido en la pelea por evitar el descenso. Un calendario que, por muy complejo que pueda resultar, no trasciende más allá de una evidente realidad. Sin más. No merece la pena coquetear con un horizonte en el que los partidos donde menos esperas te sorprenden con un resultado positivo, y donde planeas obtener uno o tres puntos, terminas perplejo. La receta médica de Segunda División.

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