Mavi Doñate: "China es muy opaca y la información no fluye como debería"

La periodista aragonesa (Zaragoza, 1971) presenta hoy (19.00) en el Paraninfo ‘Bajo la mirada del dragón despierto’, un libro en el que narra su etapa como corresponsal de RTVE en Asia-Pacífico.

La corresponsal de RTVE Mavi Doñate, ayer, en la capital aragonesa.
La corresponsal de RTVE Mavi Doñate, ayer, en la capital aragonesa.
José Miguel Marco

La zaragozana Mavi Doñate, actual corresponsal de RTVE en Francia, publica ‘Bajo la mirada del dragón despierto’ (Plaza & Janés), un volumen que recoge las crónicas de su etapa como reportera en China, cuando comenzó a contar a los telespectadores de la televisión pública la pandemia de coronavirus desde antes de ser considerada como tal. Doñate, que inició su carrera en HERALDO a comienzos de los 90, conversará este jueves (19.00) en el Aula Magna del Paraninfo, en Zaragoza, con la periodista Genoveva Crespo y la directora de ‘20minutos’, Encarna Samitier.

¿Cómo y cuándo decidió poner en orden sus cuadernos y escribir este libro?

Había tomado notas durante todo 2020, sobre todo en los meses de enero, febrero y marzo, cuando nada se sabía de lo que pasaba en China. Era también una forma de reflejar por escrito todas las sensaciones e impresiones que nos provocaba ver una realidad tan de película, tan distópica. Casi un año después, cuando se lo comenté a unos amigos, me animaron a publicarlo.

Vivió un momento único, y complicado, cuando el coronavirus comenzó a extenderse desde Wuhan. ¿En ningún momento pensó en volverse a casa?

Creo que mi familia estaba más preocupada por mí que yo propiamente por mi salud. Temor y respeto había, pero desde el principio tomamos precauciones en cuanto se supo que era contagioso. Mis padres me decían: “Vuélvete, tus jefes lo van a entender”. Pero no se me pasó por la cabeza, tenía la intuición de que estaba ante una cobertura que iba a ser importante y me tenía que quedar.

Usted ya estaba informando de lo que ocurría mientras en Occidente se ignoraba la situación...

Siempre he dicho que si este virus hubiese nacido en Estados Unidos o en una ciudad europea, se habría prestado más atención. Se veía como algo lejano que ocurría en un lugar muy diferente al nuestro. Además, China es un país muy opaco y la información no fluye como debería. Por otro lado, el 23 de enero de 2020 se pusieron en marcha una serie de medidas para controlar el virus y si se hubiese mirado un poco ese momento, la prevención en el resto del mundo podría haber sido mejor.

¿Se le tachaba de alarmista?

No tengo consciencia de haber sido nunca alarmista, pero sí de contar que realmente era algo importante, que podía colapsar los hospitales, provocar una enfermedad grave... Todo lo que había pasado en China con ese virus se podía repetir en cualquier lugar del mundo en cuanto llegase, como de hecho se vio después.

¿Percibió cambios durante su estancia en un país tan hermético como China?

Los detecté sobre todo en Hong Kong, con las revueltas que hubo en 2019. Todas las voces que son disidentes o que sobre todo cuestionan al presidente Xi Jinping o al Partido Comunista Chino tienen una grave consecuencia. Son pocas o se han acallado porque la censura es muy potente, y las que quedan saben que cada vez es más peligroso ser crítico.

Ejercer el periodismo allí tampoco debe ser fácil. Creo que la virtud que más ha desarrollado es la paciencia...

Personalmente, lo que más he aprendido es a tener paciencia. Me acuerdo que asombró mucho que cuando emitimos un vídeo para el ‘Telediario’ alguien nos puso una mano delante de la cámara en Wuhan. Pero hay otro tipo de imposiblidades detrás: no puedes contar con entrevistas personales, los rodajes tienen que estar autorizados e incluso a veces te borran lo que has grabado.

En 2015, cuando se estrenó como corresponsal de Asia-Pacífico ¿pidió consejo a predecesoras suyas como Almudena Ariza o Rosa María Calaf?

Me habían advertido de que, en concreto, China pasa ciclos de mayor o menor apertura (la muerte de Mao, Deng Xiaoping, los Juegos Olímpicos de 2008...). Ahora están en una fase de cierre físico, que son las fronteras, y un cierre mental hacia el extranjero. En mi caso, en los seis años que he estado allí, he notado un cambio progresivo a peor.

Además de la pandemia ¿qué otras coberturas recuerda especialmente de su anterior etapa?

El rescate en el norte de Tailandia de 12 niños y su entrenador, que quedaron atrapados en una cueva, dos viajes a Corea del Norte, las cumbres de Donald Trump con Kim Jong-un, la visita de Obama a Hiroshima o las del Papa a Birmania y a Bangladés. Me han tocado muchas coberturas que considero que han sido un regalo.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión