La mala sincronización de los semáforos, el trazado del carril-bici y el estrés del peatón, focos de riesgo de accidentes en Zaragoza

El diagnóstico para la elaboración del I Plan de Seguridad Vial de Zaragoza recoge 600 aportaciones de conductores y peatones para limitar los siniestros de tráfico.

Un autobús urbano y el tranvía de Zaragoza circulando juntos.
Un autobús urbano y el tranvía de Zaragoza circulando juntos.
Oliver Duch

La estructura urbanística de Zaragoza, que se diseñó situando al coche como centro de la movilidad, se ha quedado antigua y ofrece un escaso margen de actuación para la incorporación de nuevos medios de transporte. El envejecimiento progresivo la población pone en relieve nuevas necesidades. Estos son dos de los múltiples factores a tener en cuenta en la elaboración del I Plan de Seguridad Vial, que busca reducir los accidentes y las víctimas un 50% y que estará listo en el primer semestre del año. 

Durante la fase de diagnóstico se han recogido 600 propuestas de 64 personas y 42 colectivos diferentes. Entre los riesgos de accidente señalan la mala sincronización semafórica, que causa acelerones porque desespera a los conductores, el estrés de los peatones, un incorrecto trazado de los carriles-bici y la inexperiencia de conductores de motos y patinetes. 

Los consultados para elaborar el diagnóstico consideran que la falta de la aplicación de sanciones en la Zona de Bajas Emisiones permite que se mantengan las "prerrogativas" de los coches. La estrategia urbana actual reduce la posibilidad de desplazarse a pie y favorece un abuso de la utilización de coches para trayectos cortos, y se aumenta con ello la congestión vial. Se percibe que hay una "intermodalidad inadecuada", por la falta de intercambiadores y de aparcamientos disuasorios que faciliten la combinación de distintos medios de transporte. En los aparcamientos, se critica que se planifican donde no hay problemas de espacio y se argumenta que ofrecer más estacionamientos reduce la circulación y con ello los accidentes.

Aceras pequeñas, ocupadas y sin rebajes

La falta de espacio peatonal dificulta la seguridad. El diseño no facilita la movilidad: hay aceras inclinadas, sin rebajes, estrechas y están ocupadas por elementos de movilidad que circulan mucho más rápido. 

Los carriles-bici no están mucho mejor. La conversión de carriles de coche en carriles bici ha generado una red con mal diseño en las interconexiones con el resto de la infraestructura vial. La "falta de cuidado en el diseño" no se ajusta a la seguridad y la comodidad de los ciclistas y la reversión de las zonas 30 desincentivan el uso de la bici. Los carriles bici situados en el centro la calzada, junto a las paradas de bus y tranvía y vinculados a giros a la derecha con semáforos en ámbar se consideran especialmente peligrosos. 

La diferencia de velocidades entre bicicletas convencionales y eléctricas y los patinetes y la insuficiente amplitud de los carriles hacen que se desborden. No ayuda, sostienen los expertos consultados, que la falta de interconexiones obliguen a que interactúen en la calzada los coches, las bicis y los VMP (vehículos de movilidad personal).

Solo un 5% de la red es carril bus/taxi

La mayor peligrosidad se da en los trazados sin segregar. Que son casi todos. Solo un 5% de la red corresponde a carril bus/taxi y, según figura en el informe, no siempre se incorporan cuando se plantean obras nuevas. Los carriles son, a veces, más estrechos que el propio autobús y no se tiene en cuenta en el diseño la voladura de los espejos retrovisores de los autobuses o el ángulo de giro. Alertan de los setos en las medianas de carriles-bici porque dificultan la visibilidad de peatones que pueden salir a través de ellos. 

Grietas, baches, desniveles y falta de mantenimiento aumentan el riesgo de accidentes. La pintura de la calzada resulta poco visible y deslizante, sobre todo, para las bicis. 

Los factores de riesgo

Los giros a la derecha con carriles-bici, paradas de bus y pasos de peatones tienen el mayor riesgo. Advierten de que se percibe una falta de continuidad peatonal en los cruces y apenas hay pasos de cebra cerca de contenedores de residuos. Los que conducen a las vías del tranvía "carecen de normalización y generan confusión". 

El diagnóstico vuelve a plantear que en Zaragoza hay una gran cantidad de semáforos y están mal sincronizados, pues no se ajusta a mantener una correcta velocidad y generan estrés en los conductores. El tiempo de intermitencia se considera "insuficiente" y las personas de movilidad reducida "no pueden disponer de tiempo necesario para cruzar la vía.

Alertan del peligro de los semáforos en ámbar, de los filtrados para bicicletas y abogan por revisar la prioridad del tranvía. 

Señalización poco eficaz

Son tantas y tan variadas las señales, que pueden resultar "confusas" y generar "incertidumbre". Los nuevos mupis luminosos no ayudan y en ocasiones las señales quedan ocultas por la vegetación. 

En los horarios de entrada y salida a los centros educativos, los entornos de los colegios son inseguros por "el exceso de trafico y los vehículos en doble fila". Entre los acuerdos, los expertos citan las calles limitadas a 30 km/h, los zizags, los pasos de peatones sobreelevados, los semáforos acústicos y las vías subterráneas en cruces como el túnel de Cesáreo Alierta.

Peatones estresados y con falta de atención

El estrés, la prisa y la falta de concienciación son los factores de riesgo del peatón. Alertan de que hay quien cruza sin respetar la señalización para no perder el tranvía y el bus, sin atender a las dificultades para detener vehículos de gran tamaño y con pasajeros a bordo. Mayores y niños son los más vulnerables porque tienen una menos capacidad de reacción. 

Entre los participantes en la elaboración del diagnóstico hay una percepción general de que ciclistas y conductores de VMP "se saltan semáforos, van en sentido contrario y no ceden el paso al autobús". Los VMP se vinculan a gente joven y, como lo perciben más como juego que como medio de transporte, "realizan un uso inseguro con adelantamientos peligros". Los usuarios de VPM se ven "criminalizados".

La adaptación discontinua de la normativa genera incertidumbre y se piden criterios homogéneos, entre ellos, tener una póliza de seguro, el uso de iluminación homologada y elementos reflectantes y casco. Los conductores vulnerables denuncian un aumento de agresiones viales y la falta de fórmulas para denunciar algo que, según dicen "aleja a las mujeres del uso de la bicicleta".

La falta de destreza es un riesgo al conducir una moto y el exceso de velocidad, sobre todo en las calles 30, para los que circulan en coche. 

Las mejoras aplicadas

La concejala de Seguridad Vial, Ruth Bravo, dio a conocer parte de las medidas e hizo hincapié en algunas de las mejoras que hasta ahora se han puesto en marcha. Explicó que se han despejado más de 30 pasos con problemas de visibilidad colocando estacionamientos para motos y se ha actuado, también, en varios cruces. En el trazado del tranvía, se han colocado 17 pasos balizados y se va a utilizar el mismo sistema para reforzar la seguridad en las avenidas de San José y de Valencia, Conde Aranda y la avenida de Madrid. Con vías sinuosas se busca rebajar la velocidad y se han georreferenciado diez puntos críticos de la capital.

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