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Trenes a ninguna parte

Los usuarios argoneses cuestionan la política comercial de Renfe, así como la antigüedad de los trenes, las frecuencias y la primacía absoluta del AVE

Julio García está quemado porque cada vez que visita a la familia no tiene ni un solo tren que le lleve de Madrid a Monzón. La alta velocidad ha fagocitado todos los servicios de larga distancia que antes paraban en su ciudad natal, por lo que ahora está condenado a hacer transbordos, unas veces en achacosos trenes de Media Distancia y otras, en autobús. "El AVE lo ha copado todo y Renfe ha dejado los regionales abandonados", asegura con rotundidad en la estación de Delicias.

 

Viaja una vez al mes y lo hace con gran planificación para poder beneficiarse de las tarifas descuento de la alta velocidad. Sin embargo, la semana pasada no pudo y ha acabado viajando en el Regional Exprés, el único servicio convencional existente entre Zaragoza y la capital española. "No lo utilizo mucho, pero parece cómodo. Es como un cercanías", señala a punto de partir el tren, que tarda tres horas y media en llegar a su destino.

 

Lo único bueno que tiene es el precio, 23,10 euros, si se compara con los AVE: sus convoyes acumulan 30 años de servicio (aunque se renovaron en 1993) y tardan tres horas y media en llegar a la estación de Chamartín. No obstante, para otros viajeros, como Cristina Lacampa y Beatriz Sanmartín, es cuestión de comodidad. "Nos vamos a Lisboa, y el tren sale desde la estación de Chamartín, donde llega este regional.

 

El viaje es bastante largo, pero es económico y nos da igual porque nos vamos de vacaciones. Nos lo pasaremos bien", explican en el andén.

Unos minutos más tarde sale otro tren de la estación de Delicias con dirección a Logroño. Luis Antonio Chicapar lo coge dos veces por semana para desplazarse a Luceni. No tiene carné y lo prefiere al autobús. "Los trenes son muy viejos, pero a mí los horarios me vienen bien. Pero Renfe debería sustituir los viejos regionales por cercanías, con los que tendríamos mayores frecuencias en el entorno de Zaragoza. No puede ser que traigan trenes de desecho, que los arreglan y limpian antes de mandarlos para Aragón", asevera.

 

Otra asidua de los regionales, Merche Bordonaba, es mucho más crítica con el servicio. "Cojo el tren desde Tudela entre dos y tres veces al mes y no me parece digno. No hay espacio para el equipaje, los asientos son muy duros y, en general, muy sucios. Es un conjunto de despropósitos que les debería llevar a retirar este viejo material y reemplazarlo por otro nuevo. En otras provincias hay trenes que son una gozada", concluye con rotundidad.

 

Esta política tampoco convence a César Goicoechea, viajero ocasional en los regionales. "Me parece muy mal que reciclen trenes retirados de otras partes de España. Los regionales tienen que ser mullidos", añadió antes de confesar que prefiere trasladarse con su hermana en coche.

Falta de inversiones

Tampoco están muy satisfechos los usuarios de la línea de Canfranc. Pilar Beltrán viaja esporádicamente al Pirineo en tren, aunque confiesa que el trayecto es "largo y pesado por la falta de inversiones de Fomento". Y añade: "A alguno se le tendría que caer la cara de vergüenza en Madrid y en Zaragoza, porque es increíble que subir hasta Canfranc cueste cuatro horas. No hacen mejoras reseñables en la línea y los políticos tiene el morro de poner como excusa la elaboración de estudios para la travesía central".

 

Hasta los propios ferroviarios reconocen que las frecuencias no son las mejores, por lo que es difícil que se logre hacer competitivo al ferrocarril frente a la carretera: "Al paso que vamos se va a convertir en un viaje a ninguna parte".