Huesca
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La llegada del ferrocarril a Huesca cumple 150 años con el reto del Canfranc y las cercanías

Nació como un ramal de la vía Zaragoza-Barcelona desde Tardienta y sigue fuera de las grandes líneas. El tren trajo a la capital oscense la posibilidad de comer pescado fresco

Estación de ferrocarril de Huesca, con la catedral al fondo, en torno a 1910.
La llegada del ferrocarril a Huesca cumple 150 años con el reto del Canfranc y las cercanías
Fondo Hermanos Viñuales /Fototeca DPH

12 de septiembre de 1864. El viernes se cumplen 150 años de la inauguración de la línea de ferrocarril hasta Huesca, un ramal desde Tardienta que enlaza con la línea Zaragoza-Lérida-Barcelona, de la que quedó fuera. Alejada del camino natural, con más accidentes orográficos por salvar y al tratarse de una capital de poco más de 10.000 habitantes en aquella época –según el INE–, se dejó apartada del eje central. Esta situación se volvió a repetir más de un siglo después con la construcción de la línea de alta velocidad, ya que la estación sigue siendo terminal o en fondo de saco. El 23 de diciembre de 2003 el AVE llegó a Huesca y marcó uno de los hitos más importantes en las últimas décadas. En ambos casos, el tren ha traído progreso, aunque no todo el deseado. Ahora, se cumple el 150 aniversario con dos metas por alcanzar: la reapertura de la línea internacional de Canfranc en 2020 y un servicio de cercanías con Zaragoza.


Sardinas de cubo, bacalao en salmuera y las truchas de río. Estos eran prácticamente los sabores del agua que conocían por aquel entonces en Huesca. Sin embargo, la llegada del ferrocarril trajo el pescado fresco a la capital oscense, según explica el presidente de la Asociación Altoaragonesa de Amigos del Ferrocarril, Ángel Clemente. Esta entidad, con el apoyo del Ayuntamiento y la Comarca de la Hoya, organiza un congreso de modelismo los días 13 y 14 en el Palacio de Congresos como único acto conmemorativo, a excepción de un concierto de los alumnos del Conservatorio, que se celebró en mayo. La sorpresa será poder ver una maqueta que reproduce la estación de Huesca en los años sesenta al detalle, lo que supone un documento histórico porque después se construyó la intermodal.


En 1861 se inauguró la línea de ferrocarril de Zaragoza a Barcelona que, por una cuestión práctica, según diversas fuentes, dejó Huesca al margen porque el interés comercial de esta capital era prácticamente nulo, ya que en el siglo XIX había una gran presencia clerical y escasa población. No obstante, la Diputación Provincial intentó que pasara por Huesca y Barbastro. Sin embargo, no se justificaba el rodeo que encarecía la obra y el trazado elegido para comunicar Zaragoza y Barcelona fue por Zuera y Monzón, ya que presenta un perfil suave y solo un gran viaducto sobre el río Alcanadre en Sariñena, explican desde la Asociación de Amigos del Ferrocarril. También hubo otra alternativa más al sur, pero se descartó porque en los Monegros era difícil encontrar agua para las máquinas, detalla Jaime Larruga, miembro de la Asociación del Ferrocarril y uno de los actuales jefes de estación. 


Sin embargo, la incipiente burguesía local no podía dejar pasar esta oportunidad y los ciudadanos de Huesca lo solicitaron a la reina Isabel II. Por ello, un grupo encabezado por Eduardo Bové obtuvo la concesión administrativa del ramal –como se construía el ferrocarril entonces– que, partiendo desde Tardienta uniría Huesca con la línea principal. Aunque su inauguración oficial fue el 12 de septiembre, ya se había permitido la circulación de algunos servicios especiales durante las fiestas de San Lorenzo.


Esta vía de unos 20 kilómetros surgió a partir de la Compañía del Ferrocarril de Tardienta a Huesca pero durante su construcción se vendió a la Zaragoza-Barcelona, que se fusionó más tarde con la Zaragoza-Pamplona y que acabó absorbiendo la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España. Esta última se nacionalizó en 1941 y quedó integrada en la Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles (Renfe). 


Fue la empresa del norte la que construyó la línea de Canfranc, un proyecto que estaba en marcha desde 1853. La visita de Alfonso XII a Huesca el 22 de octubre de 1882 marcó el inicio de la construcción. En 1893 llegó hasta Jaca pero no fue hasta 1904 cuando se firmó el tratado internacional sobre la vía, que alcanzaría la estación fronteriza en 1928. En paralelo, y por exigencias de Francia, se creó la variante Zuera-Turuñana que, de nuevo, evitaba el paso por Huesca.Del ramal a la alta velocidad

En esos primeros años del ramal, había trenes desde Huesca a Tardienta para hacer trasbordos, pero a finales del XIX comenzaron los primeros servicios directos hasta Zaragoza Arrabal. En los años 30, circuló un coche cama entre Canfranc y Madrid que servía de conexión con París y que aprovechaba la línea de Turuñana, según expone Larruga. Los años del esplendor llegaron con el desarrollo de los años 60 y 70, "cuando iban los trenes llenos", recuerda Luis Granell, de la Coordinadora en Defensa del Ferrocarril Canfranc-Olorón (Crefco). 


En 1980 se creó un servicio, en respuesta a la demanda de Huesca de disponer de un tren directo con Madrid, que llegó a Jaca en 1982 y a Canfranc en 1984, pero no conectaba con Francia porque la línea se cortó en 1970. Este servicio desapareció por completo con la llegada de la alta velocidad en diciembre de 2003, que si bien la mayoría de los grupos políticos locales –PP, PSOE y PAR– lo destacan como un avance que sitúa a Huesca entre las ciudades AVE más pequeñas, grupos como CHA e IU estiman que no ha cumplido las expectativas. 


Ahora, la reapertura de la línea internacional es uno de los retos en torno al que hay unanimidad social en Aragón, aunque sin avances. El objetivo es el año 2020. Mientras tanto, los políticos ­locales coinciden en demandar conexiones con Zaragoza y algunos incluso con Barcelona. Por mejorar la unión con cercanías apuestan los Amigos del Ferrocarril, a pesar de que no es una entidad reivindicativa, y Crefco. Ahora, con las paradas en las estaciones de Goya y El Portillo, en el centro de Zaragoza, entienden que sería un transporte muy competitivo, pero solo hay seis servicios diarios por sentido y un AVE.