La campaña de la fruta alcanza el pico máximo con 3.000 temporeros solo en Fraga

Ayuntamientos y organizaciones agrarias descartan problemas para albergar a los trabajadores como años atrás: "Cada vez hay menos gente sin contrato o sin alojamiento".

Temporeros ayer en una finca de melocotones de Zaidín realizando labores de aclareo.
Temporeros ayer en una finca de melocotones de Zaidín realizando labores de aclareo.
Verónica Lacasa

La campaña de la fruta llega estos días a su pico máximo de actividad al sumarse las labores de aclareo de los árboles y la recolección de algunas variedades de cereza. El movimiento se nota en la calle y sobre todo en las fincas, donde cada día se van incorporando más trabajadores. Este 2024 se espera una elevada cosecha que requiere de mucha mano de obra pero no se prevén graves problemas de alojamiento para los trabajadores agrícolas como ha ocurrido otros años. Buena parte residen en las propias explotaciones y ayuntamientos como el de Fraga habilitan recursos de emergencia para los que llegan sin contrato.

"Fraga necesita mucha mano de obra, tanto en los almacenes como en la recolección", señala el alcalde, Ignacio Gramún, que prevé una elevada producción porque no ha habido inclemencias meteorológicas, como heladas o granizo, que hayan mermado la cosecha. Según sus cálculos, Fraga podría absorber unos 3.000 trabajadores a lo largo de los cuatros meses que dura la campaña y la comarca del Bajo Cinca, unos 10.000.

El Ayuntamiento no espera problemas de alojamiento, ya que muchos viven todo el año aquí y otros en las propias fincas. "Las empresas agrícolas saben que tienen que proporcionar un lugar digno. El Gobierno de Aragón ha dado ayudas a los empresarios y están muy concienciados al respecto. En estos tiempos no podríamos permitir que durmieran en la calle o en la estación de autobuses", declara Gramún.

Pese a ello, existen recursos públicos de emergencia. El 2 de mayo comenzó la atención a trabajadores agrícolas en el albergue municipal de Fraga, donde se presta servicio de acogida, información, asesoramiento y cobertura de las necesidades básicas a las personas que llegan sin contrato de empleo ni alojamiento. En 2023 lo utilizaron 57 personas y este año ya han pernoctado 15. "Encuentran trabajo en 3 o 4 días y ya se van a las fincas", asegura el alcalde.

El albergue seguirá haciendo esta función hasta que el 1 de junio se estrenen los cinco módulos prefabricados con 40 camas, un comedor y una lavandería donados por Cáritas Barbastro-Monzón gracias a una ayuda de 150.000 euros de la Fundación Reina Sofía. El Ayuntamiento ha invertido además 189.900.

Según Óscar Moret, secretario provincial de UAGA y fruticultor del Bajo Cinca, se nota la presencia de más trabajadores agrícolas, pues el pico de la campaña se produce en torno al 15 de mayo, "cuando ya se está cogiendo cerezas y aclarando albaricoques y otras frutas de hueso".

Él percibe que cada año viene más gente. "Primero hacemos el llamamiento a los fijos discontinuos, con lo cual hay una parte importante de mano de obra con contrato y alojamiento. Creo que cada vez menos gente viene sin el trabajo asegurado o sin un lugar donde vivir", señala. 

Y opina que también han contribuido a mejorar la situación los recursos públicos habilitados por ayuntamientos como Fraga o Albalate de Cinca. Respecto a esto, recuerda que los módulos prefabricados de la capital del Bajo Cinca son servicios de paso y que la responsabilidad de dar cobijo debe recaer en los empresarios, aunque desde la covid han realizado inversiones muy importantes para albergar a los temporeros en las fincas en condiciones dignas.

El hecho de que haya más alojamiento, la subida del salario mínimo y la mayor duración de la campaña (entre unas labores y otras se puede prolongar siete meses) hacen que sea una zona atractiva para trabajar, indica Moret, lo mismo que una legislación más favorable a los temporeros. Esto explicaría el importante volumen de desplazamientos al Bajo Cinca. "¿Dónde va la gente a trabajar? Donde tiene mejores condiciones", destaca. Sobre los datos de la mano de obra temporal, echa de menos un trabajo riguroso para determinar la radiografía del sector. Es, añade, la asignatura pendiente.

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