El Gobierno aragonés estima que más de 2.000 menores hijos de mujeres víctimas de malos tratos padecieron, directa o indirectamente, esa violencia en 2012, aunque solo 26 se beneficiaron de alguna medida judicial de protección.

Estos datos se recogen en el estudio monográfico 'Menores Víctimas de Violencia de Género en Aragón 2010-2012', que han presentado sus autores, Carmen Mesa y Jorge García, junto a la directora del Instituto Aragonés de la Mujer (IAM), Pilar Argente.

En declaraciones, Carmen Mesa ha dicho que la estimación del número de menores se ha hecho en relación al de mujeres atendidas en los servicios del IAM y a la toma en consideración del argumento de que todos los hijos menores de éstas son también víctimas.

La estimación del número de menores víctimas de forma directa o indirecta de los malos tratos sufridos por sus madres sería mayor, alrededor de 3.600, si se lleva a cabo con arreglo a las denuncias por violencia de género que se produjeron en el ámbito judicial.

En cualquier caso, ha explicado la directora del IAM, la violencia sobre los menores es un fenómeno aún prácticamente "invisible", que los expedientes y las cifras oficiales no captan en toda su magnitud.

Según Pilar Argente, aunque entre los años 2010 y 2012 solo 59 expedientes culminaron medidas de protección para un número total de 89 menores, las estimaciones hechas en relación a las más de 9.000 denuncias presentadas por mujeres maltratadas en el IAM apuntan a que en estos tres años cerca de 17.000 niños sufrieron los efectos de esta situación.

La responsable del IAM ha explicado a este respecto que el 70% de las mujeres víctimas de malos tratos tienen hijos menores de edad.

Ha incidido en la necesidad de poner medidas para hacer frente a esta situación a fin de que estos niños no adopten estos patrones de conducta al llegar a la edad adulta.

"Este es un fenómeno que es invisible hoy por hoy -ha subrayado- pero para el que tenemos que poner medidas, porque los menores que padecen esta violencia llegan a justificarla y a asumir unos patrones que luego reproducen: las niñas como víctimas y los niños como maltratadores".

En sus conclusiones, el estudio revela que los maltratos sufridos por los hijos de las mujeres maltratados son "poco visibles" y que su consideración como víctimas es aún "más teórica que práctica".

Para sus autores, queda "mucho por hacer" para abordar un tratamiento adecuado de estos menores, e inciden en la necesidad de articular los servicios de atención a la violencia de género y los de protección a la infancia.

En el informe se reconoce que no existe un perfil genérico para las familias con menores donde se dan este tipo de situaciones, ni un comportamiento único por parte de los hijos de mujeres maltratadas.

Según estos técnicos, los niños llegan a hablar de sus vivencias si durante el proceso de evaluación de su entorno familiar se les ofrece un "espacio individualizado", que también les sirve para llevar a cabo su recuperación.

En su opinión, existe una "transmisión intergeneracional" de este tipo de conductas que produce graves trastornos en el desarrollo emocional y psicológico del menor".