Hay películas en las que, si te llaman la atención y deslumbran en sus inicios, es mejor dejarse llevar. Como sucede con ‘La quimera’, escrita y dirigida por Alice Rohrwacher y en la que, para disfrutarla e interpretarla bien, hay que sumergirse y aceptar cada una sus sorpresas, que son bastantes y muy interesantes.

Como indica el título, va de gente que sueña y aspira a lograr sus sueños. Para unos será reencontrarse con la mujer amada y perdida; para otros, salir de la pobreza, no importan los medios utilizados, y ser ricos. En ello están los protagonistas de ‘La quimera’, en la que, en un lugar de Italia en el que abundan restos arqueológicos enterrados y por descubrir, una banda se dedica a localizarlos, robarlos y entregárselos a quienes los subastarán a coleccionistas sin escrúpulos.

Se ha dicho que Alice Rohrwacher se acerca al realismo mágico, sin obviar, evidentemente, otros estilos. Yo dejaría el realismo mágico donde está para centrarme en la realidad de una película en la que su autora maneja con destreza elementos narrativos muy diversos, consiguiendo un relato en el que todo acaba por tener sentido y significado, y en el que cada uno de sus personajes representa un universo diferente. De nuevo, Alice Rohrwacher demuestra aquí una capacidad especial para envolver en magia situaciones muy reales y sorprendentes que no responden a la idea inicial de las mismas.

Para mí, la gran figura en esta película es el actor Josh O’Connor, que encarna a ese hombre que sigue buscando a la amada que perdió y que es quien rompe el molde respecto a los demás, personajes más reales y pegados a la vida. El protagonista se desdobla en dos, se funde con el mundo de los muertos al tiempo que trata de sobrevivir en el de los vivos, pero eso es algo que se va descubriendo escena a escena, secuencia a secuencia. Así se convierte en ‘La Quimera’ en una película especial, envolvente.