teruel

Dos octogenarios turolenses en bicicleta: "Pedalear nos da libertad"

Miguel Sebastián y Manolo Golvano desafían el paso del tiempo recorriendo juntos sobre dos ruedas las carreteras de la provincia de Teruel

Ciclistas Octogenarios, Miguel Sebastián y Manuel Golvano 11_04_24 Foto Javier Escriche [[[FOTOGRAFOS]]] [Original: IMG_2538.jpg] //TER// Autor: ESCRICHE, JAVIER Fecha: 11/04/2024 Propietario: Colaboradores Aragón Id: 2024-1386807 [[[HA ARCHIVO]]]
Miguel Sebastián, a la izquierda, y Manolo Golvano, en una de sus rutas por las carreteras de la provincia. 
Javier Escriche

Miguel Sebastián pasa una y otra vez la mano por su abdomen. "Nada de grasa; esta curvita la tengo desde pequeño, que no me la quito por más que hago, pero es musculosa ¿eh?", presume. A sus 83 años, aguarda en la Venta Rosa, muy cerca de Teruel, a que llegue su amigo Manolo Golvano, de 84 años, para iniciar juntos la subida en bicicleta del Puerto de Escandón por la N-234 (Sagunto-Burgos). Irán hasta Sarrión y volverán, en total, 76 kilómetros en una mañana.

Los dos octogenarios llevan cuatro décadas recorriendo uno al lado del otro las carreteras de la provincia de Teruel sobre dos ruedas, una pasión a la que Miguel Sebastián atribuye su esbeltez y buena forma física. También lo hace Manolo Golvano, operado dos veces del corazón hace ocho años y, según dice, sin rastro de problemas de salud. "La bicicleta me hace bien, si no, ya me habría matado", cuenta entre risas.

Manolo es uno de los fundadores del Club Ciclista Teruel y Miguel fue de los primeros socios de esta entidad deportiva a la que todavía ambos pertenecen. La igualdad de fuerzas a la hora de pedalear los unió desde el principio y ahora desafían el paso del tiempo saliendo hasta tres veces por semana en bicicleta. "En un día podemos hacernos 100 kilómetros y en un año, de 8.500 a 9.000", asegura Miguel, que tiene previsto ir de un tirón a Sagunto (Valencia), a 119 kilómetros de Teruel, para lograr el mismo reto que ya superó Manolo en 2023.

Disfrutan sobre la bicicleta y aunque han hecho rutas por montaña, prefieren el asfalto. "Es el ritmo, la cadencia, el pedaleo, ver cómo, poco a poco, acortas los tiempos en un mismo trayecto; eso es lo que tiene la carretera", dice Miguel. A Manolo, de la bicicleta le gusta "todo", desde la visión del paisaje al esfuerzo físico y los ratos de descanso. "Pedalear nos da libertad", resume. Coinciden en que Teruel tiene unas carreteras "estupendas" para el ciclismo, en gran parte, por el escaso tráfico que, lamentablemente, acarrea la falta de población.

Del bocadillo al huevo frito

Los dos van bien preparados, con casco, gafas de sol, guantes, pantalón de ciclismo, zapatillas especiales y crema de protección solar. Llevan también algo de agua en una botella, pero prefieren no tener que consumirla. A mitad de ruta paran en un bar y reponen fuerzas. Miguel se muestra muy disciplinado y dice que su almuerzo consiste, apenas, en un pequeño bocadillo de jamón, para que la vuelta no se haga pesada. Sin embargo, Manolo confiesa que en alguna ocasión "caen un par de huevos fritos, un trocito de panceta y alguna cosa más del cerdo". "A veces, no hay más remedio que pasarse un poco; luego, se aprieta más con el pedaleo y se descarga uno, no pasa nada", indica el mayor de los dos.

Ciclistas Octogenarios, Miguel Sebastián y Manuel Golvano 11_04_24 Foto Javier Escriche_2 [[[FOTOGRAFOS]]] [Original: IMG_2585.jpg] //TER//  Autor: ESCRICHE, JAVIER Fecha: 11/04/2024 Propietario: Colaboradores Aragón Id: 2024-1386663 [[[HA ARCHIVO]]]
Miguel y Manolo, en la foto, pedalean juntos desde hace 40 años.]
Javier Escriche

Miguel nació y vivió en Mora de Rubielos hasta los 16 años, cuando se vino a Teruel, donde acabó siendo inspector de telecomunicaciones. Recuerda que, de niño, iba a todas partes con su bicicleta de hierro, ya fuera al colegio o al huerto a por tomates, y ahí nació su afición. Manolo es de Soria, pero con 22 años, aún soltero, se afincó en la capital turolense al encontrar trabajo como mecánico de coches. Cuenta que retomó la bici poco después de llegar a Teruel al percatarse de que había perdido su forma física. "Una cuesta como esta –señala al Puerto de Escandón– no la podía subir. Me dije: ¡Ahí va, Manolo, qué mal estás!".

Practicar ciclismo lleva tiempo, pero ambos han encontrado la comprensión necesaria para que esta afición no suponga un conflicto familiar. "Elena, mi mujer, está encantada de que me vaya a pedalear, vuelvo feliz y entiende lo bien que me va", asegura Miguel. Algo similar le ocurre a Manolo. Su pareja, Pepita, sabe que muchos problemas se le evaporan con la bici. "Y tiene razón –bromea él–, cuando estoy enfadado con ella, me voy con esta otra".

Un documental sobre su vida

La historia de estos dos hombres no ha pasado desapercibida. Otro miembro del Club Ciclista Teruel, José Ignacio Perruca, la ha recogido en un documental que se estrenó este martes en el Teatro Marín de Teruel. "Es mi regalo hacia ellos", dice el autor del reportaje, quien se confiesa enamorado de la constancia de los dos octogenarios. "Que a sus años venzan la pereza y sigan haciendo deporte, tiene un gran mérito", señala Perruca.

Miguel y Manolo están encantados de protagonizar un documental que recoge su vida sobre dos ruedas. "Cuarenta años saliendo juntos a hacer bicicleta sin habernos enterado. Cuando nos queramos dar cuenta, habremos hecho otros 40", afirma Manolo.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión