Por
  • Jaime Armengol

Estamos en guerra

Estamos en guerra
Estamos en guerra
Pixabay

Se suceden manifestaciones de dirigentes mundiales inquietantes sobre la escalada bélica en el este de Europa. ¿Realmente nos conmueven? ¿Por qué no lo consiguen? La situación en Ucrania parece "una pieza más de los informativos", y corremos el riesgo de darnos de bruces con una realidad aún más complicada.

La escalada de declaraciones comenzó hace un par de meses. El presidente galo Emmanuel Macron aseguró que no hay que excluir el envío de tropas occidentales a Ucrania. Tal fue la estupefacción de los franceses que automáticamente tuvo que matizar sus palabras. Un mes más tarde, mientras en España la noticia era el mal tiempo de la Semana Santa, el primer ministro conservador polaco Donald Tusk, fue bastante claro. "Estamos en un ambiente de preguerra", dijo refiriéndose a Europa. Y el último, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg al interpelar a los 32 países de la Alianza a retratarse en favor de Ucrania con un fondo de 100.000 millones de euros durante cinco años. A los ucranianos no les faltan ni el valor ni las ganas de repeler al enemigo ruso. Les falta munición.

Hay vida más allá de las elecciones vascas y de las catalanas. En junio votaremos como europeos

Macron, Tusk, Stoltenberg… Mientras resuenan los ecos de sus declaraciones conocemos otro dato también inquietante: el gasto militar no hace más que crecer. Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, en 2023 se han rozado los 2,44 billones de dólares, un 6,8% más que en 2022. Si además constatamos que Naciones Unidas no es capaz de dar una salida diplomática a casi ningún conflicto, y mucho menos armado, estamos listos para comprender que los dirigentes europeos no son alarmistas sino mensajeros precursores del futuro discurso. Por si había dudas, el Senado de EE.UU. acaba de aprobar 61.000 millones más para pertrechar al Ejército de Kiev.

De esto va el conflicto, más armas, leña al fuego. De manera que debemos estar preparados para relegar las cifras de muertos por las cifras de gasto. Millones de euros para la industria del armamento, la mayor parte a crédito, sin problemas.

Deberíamos escuchar algo sustancioso y luego tomar decisiones con la papeleta. Convendría hablar de la escalada bélica en el este de Europa

Y así vamos a votar en las Europeas. Parece de Perogrullo recordar que convendría hablar un poco de esto en la campaña que llega, más allá del bajonazo de Sánchez, siempre protagonista, más allá de las vascas y de las catalanas. Votaremos como europeos, deberíamos escuchar algo sustancioso y luego tomar decisiones con la papeleta.

Hipólito Gómez de las Roces presidía el Gobierno de Aragón cuando se inició la guerra en Irak. Dejó patitiesos a todos los periodistas que acudieron a una rueda de prensa en la que afirmó textualmente: "Estamos en guerra".

Los aragoneses podían intuir el movimiento de aviones en la Base de Zaragoza, pero en absoluto tenían la sensación de un conflicto inminente a las puertas de su casa. Y luego ya sabemos las vueltas que dan las cosas.

Se viene una campaña de trazo grueso y mensaje previsible, contaminada por la tensión y por el decaimiento presidencial. Vaguedades de todos los partidos, eslóganes universales… Jugar con la importancia de unas instituciones europeas fuertes y protegidas del huracán norteamericano, que tomará de nuevo fuerza en las elecciones presidenciales de noviembre.

Una cuestión de alcance. Tenía razón Gómez de las Roces.

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